La gran ruptura que significó el comienzo de la era Moderna, más o menos a finales del siglo XIX, introdujo profundos cambios sociales y tecnológicos incluyendo por supuesto la implantación de la fotografía. En esa época, se empezaron a suceder diferentes movimientos artísticos que materializaron nuevas visiones, con el fin de configurar un Nuevo Arte acorde con los Nuevos Tiempos. Entre estos movimientos de vanguardia, el Expresionismo ocupó un lugar importantísimo.
La actitud de aquellos artistas de vanguardia fue admirable. La lucidez de muchos de ellos les permitió filtrar todo lo que de falso, anacrónico y afectado tenía el arte que se hacía en su tiempo, para quedarse con lo genuino, con lo auténtico y universal; que no es otra cosa que esa misteriosa capacidad que siempre ha tenido el buen arte de afectar las emociones, los pensamientos y los sentidos.
La lucha que libraron los impresionistas por liberarse del rancio academicismo que se imponía en su época como referencia oficial del arte, sólo pudo triunfar gracias a la excelencia, honestidad y esfuerzo de jóvenes artistas como Monet, Sisley, Renoir o Pisarro y muchos otros que trabajaron contracorriente, pero con una gran ilusión.
A partir de aquí, la eclosión de las llamadas Vanguardias Históricas fue algo imparable. Postimpresionismo, Decorativismo, Fin de Siécle, Nabi, Fauvismo, Cubismo, Abstracción Expresionismo, y un poco más tarde, Vorticismo, Constructivismo, Surrealismo, etc.. fueron surgiendo y conviviendo, creando en un periodo de apenas 20 años, un vivo cuerpo de estilos . Este Arte Nuevo, con el paso del tiempo se habría hecho viejo y caduco, si no hubieran surgido nuevas generaciones de inconformistas que, sin despreciar lo anterior, aportarán nuevas dimensiones a los planteamientos de esas vanguardias.
Así se fueron sucediendo los movimientos del arte a lo largo de la primera mitad del siglo XX. Siempre sorteando obstáculos, presiones y modas…
De esta gran eclosión ya han pasado cien años, y seguimos hablando de ello como el arte moderno, a pesar de vivir en la época del arte contemporáneo. No creo que a ningún estilo artístico, en toda la historia del arte se le haya seguido calificando de “moderno” después de 100 años de su aparición.
EXPRESIÓN Y EXPRESIONISMO
Todo arte, en mayor o menor medida posee un contenido expresivo. Nos dice cosas, nos afecta de alguna manera, nos dulcifica la vida o nos conmueve, nos hace pensar e incluso en ocasiones nos produce una inmensa alegría de vivir. El arte, el buen arte siempre tiene una dimensión expresiva.
Pero ese contenido expresivo se puede presentar mediante diferentes formas y estilos. Así podemos ver cuadros de contenido social o retratos profundamente expresivos realizados con un lenguaje realista. También hemos visto pinturas muy expresivas realizadas con un lenguaje simbólico.
Ambas posibilidades (realismo y simbolismo), aunque puedan presentar un manifiesto mensaje expresivo, no se puede considerar pintura expresionista.
Cuando hablamos de pintura expresionista queremos decir que la pintura, la manera de pintar, la manera de dibujar las cosas, de presentar los colores, de componer el cuadro, es claramente expresiva en sí misma.
Esto se puede comprender fácilmente si acudimos por ejemplo a la escritura. Con independencia del significado de un texto, la propia caligrafía, su gesto, nos puede decir muchas cosas, sin necesidad de ser grafólogos. Nos puede hablar de torpeza, firmeza, duda, timidez, etc. y otras muchas cosas que a veces no se perciben conscientemente pero que están ahí, y penetran en nuestros sentidos.
CLAVES DEL EXPRESIONISMO
En toda manifestación expresionista hay dos aspectos fundamentales sin los cuales la obra no podría calificarse como tal: La motivación y la solución plástica/técnica.
La motivación surge cuando el artista se conmueve, se rabia, se atormenta o se goza al tomar conciencia de la otra esfera de la realidad; la realidad interior y espiritual. Como es evidente éste aspecto no se puede enseñar. No se puede ver con los ojos lo que sólo percibe el alma.
La práctica totalidad de las manifestaciones expresionistas han tenido como motivación, de una forma directa o indirecta, el fenómeno religioso y existencial, al aspirar a materializarlo trazando una línea a través de su experiencia espiritual.
Al querer dibujar líneas a través de las experiencias espirituales, las soluciones plásticas, que se emplean han de sacrificar muchas veces ciertos atributos que siempre se asocian al arte, como son: el equilibrio, la belleza clásica, el atractivo, el decorativismo, etc. para poder así resaltar otros elementos: Composiciones más tensas y dramáticas, armonías formales y cromáticas más contrastadas, y sobre todo una gestualidad liberada de formalismos.
Como consecuencia, estas soluciones siempre se mueven entorno a la exageración, a la potenciación de los distintos elementos de la plástica, forma, color, entonación, calidades, etc.
ANTI-EXPRESIONISMO. ARTE CLÁSICO
Si entendemos lo que distingue al arte clásico, estaremos más preparados para comprender el arte expresionista.
Estas son algunas características de las formas clásicas:
· Canon / anti-caricatura
· Modulación
· Idealización
· Tendencia a la frontalidad / ausencia de escorzo.
· La forma se perfecciona, y se tiende a ocultar el “gesto”.
· Disminuye la expresión, pero se aumenta la armonía y el equilibrio.
· Tendencia a la geometrización / Aplicación del cálculo numérico.
· Función, en muchos casos, decorativista.
FORMAS EXPRESIONISTAS
Las formas expresionistas se distinguen por todo lo contrario:
· Formas no "canonizadas".
· Formas sin medidas.
· Exageración / Caricatura
· Estilización.
· La forma cambia pero permanece su expresión.
· El canal principal: el gesto.
· Libertad cromática
ESTILOS EXPRESIONISTAS
El termino expresionismo, fue acuñado para referirse a ese tipo de obras producidas en el marco de las Vanguardias Históricas y más concretamente a partir de 1910. Sin embargo, mirando la historia del arte hacia el pasado, puede aplicarse perfectamente ese calificativo, a todo arte que se manifiesta como expresión de las emociones de su autor. Por esta razón el fenómeno expresionista no debe entenderse limitado a su aparición "oficial" en el siglo XX a través del movimiento conocido como Die Brücke,
El expresionismo es una actitud del artista y por lo tanto, es tan antiguo como el arte.
Desde tiempos prehistóricos encontramos manifestaciones claramente expresionistas. Baste comparar pinturas paleolíticas y neolíticas para encontrar una clara sofisticación de las formas en éstas últimas, que contrastan claramente con el expresionismo de Altamira o Lascaux.
El arte paleocristiano es otro claro ejemplo de ruptura expresionista frente a unos modelos artísticos tan ordenados como eran los romanos.
El gesto, las temáticas y la espontaneidad son características de este estilo. En sus manifestaciones más primitivas (siglo III) la iconografía cristiana se desarrolla en base a los dos principios básicos del expresionismo: hay una profunda motivación espiritual y unas soluciones plásticas frescas y directas.
Lo mismo ocurrirá en otras épocas como en el Arte Gótico, en el arte alemán y el Manierismo del siglo XVI, o ya más cerca de los tiempos modernos en el Romanticismo. Y es que en cualquier época, la actividad individual de ciertos artistas difíciles de clasificar, como el Bosco, el Greco, Rembrandt, Goya, William Blake, etc. se ha distinguido por su discurso y factura expresionista.
Tres de esos artistas inclasificables, que trabajaron en lugares diferentes de Europa a finales del siglo XIX, son considerados los precursores directos del gran movimiento expresionista de la modernidad: el holandés Vincent Van Gogh, el belga James Ensor y el noruego Edvard Munch.
EL EXPRESIONISMO EN EL SIGLO XX
Coincidiendo con la primera exposición fauvista en Paris, en 1905 un grupo de alumnos de la Escuela Técnica de Dresde, fundan el grupo Die Brücke (El Puente). Entre ellos Kirchner, Schmitd-Rotluff, Heckel, Pechstein y Bleyl. Su motivación era renovadora, pero también religiosa y existencial. Esta visión influyó en artistas de fuera de su entorno creando un clima expresionista verdaderamente importante hasta mediados de los años treinta, cuando el régimen nazi empezó a perseguir esta forma de arte calificándolo de degenerado y prohibiendo, en muchos casos su práctica.
EXPRESIONISMO ABSTRACTO Y NEOEXPRESIONISMO
Tras la II Guerra Mundial los expresionistas se dispersaron y el centro del arte se trasladó a América. Allí se desarrollaría el movimiento del expresionismo abstracto que caracterizó el arte de posguerra hasta los 60’ .y cuyas conexiones con el paisaje romántico nórdico y con la obra del último Monet constituyen apasionantes argumentos para la reflexión.
El último y más reciente estilo expresionista aparece a mediados de los 70’ en Alemania. Se trata del Neoexpresionismo, que intentará restaurar la ruptura que se produjo antes de la guerra. Curiosamente lo impulsaron artistas como Anselm Kiefer, George Baselitz, A. R. Penk, etc. nacidos en la época en la que el expresionismo de Die Brücke fue desbaratado por los nazis. Este movimiento ha tenido, y sigue teniendo eco en otros lugares como en España con las figuras de Miquel Barceló o José María Sicilia, en Italia a través de la Transvanguardia , o en Estados Unidos con la Bad-painting .
CONCLUSIONES
Para una gran mayoría de las personas el expresionismo es mucho más difícil de disfrutar que otros estilos artísticos.
Las cosas no están, como vulgarmente se dice, bien pintadas. Los temas, en general, no suelen ser bonitos, ni alegres, ni optimistas. Los colores no presentan las armonías acordes con los modelos clásicos, etc.
De hecho las colas se forman para visitar exposiciones como la del “Impresionismo” en la Fundación Mapfre y no para la de “Monet y la abstracción”, porque se ha corrido la voz de que hay pocos cuadros de Monet y otros muy grandes, feos y que no se entienden O la de Barceló porque, después de lo de la cúpula, es un poco sospechoso. Pero pasa lo mismo con las salas del museo del Prado que albergan las Pinturas negras de Goya o las salas del Thyssen que exponen la obra de Emile Nolde o de Kirchner.
Hay que renovar el entendimiento y comprender que lo que esos artistas han hecho y hacen es simplemente trazar líneas a través de sus experiencias más profundas. El esteticismo, las buenas proporciones y el equilibrio existen y son un magnifico estímulo para el artista y el espectador . Pero también existe el sufrimiento, la enfermedad, las crisis existenciales, la pasión, los conflictos, las creencias, la traición, la venganza, el erotismo, la nostalgia, etc. Forman parte de nuestro diario y quién mejor para reflexionar sobre todo eso que un artista, que a diferencia del filósofo, puede dar forma estética a su discurso, a fín de cautivarnos con sus visiones.
La belleza de la buena pintura expresionista evidentemente no está en el equilibrio y las proporciones sino en el misterio y la plenitud de sus formas y colores, en el vértigo y la presión que sus gestos ejercen sobre los límites del cuadro que, a fin de cuentas, no buscan otra cosa que hacernos reconocer nuestra frágil y torpe condición humana.
¿Nos quedamos como estamos, o nos revelamos y nos expresaremos de una vez?, esa es la pregunta que se hicieron y se hacen los pintores expresionistas.
Miguel Ángel Oyarbide